lunes, 11 de julio de 2011

Un día vi un anuncio de un tipo que jugó al negro y le salió el rojo, que lo había perdido todo pero que era feliz porque tenía un coche y me pareció una auténtica mierda... Ahora entiendo ese anuncio, y sé que la felicidad está tejida con trozos de ilusión. Y que la ilusión la fabrica uno mismo con las fuerzas que le queden después de haberlo perdido todo y que no hay nadie como un niño para poner en pie ese sueño que es el más difícil del mundo. Uno espera siempre lo mejor del porvenir. Cada Navidad brinda porque tiene la esperanza de que de alguna manera todo empiece de nuevo... Este año mi carta a Papá Noel tiene más sueños que nunca porque por mucho que sea el peso del pasado la única forma de sentirse vivo es tirar para adelante con uñas y dientes e inventarse un nuevo sueño y así va a ser... el mundo va a tener que ponerse mucho más hijo de puta si quiere verme caer.



Me sentí herida cuando perdí a los hombres de los que me enamoré. Hoy, estoy convencida de que nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie. Ésa es la verdadera experiencia de la libertad: tener lo más importante del mundo, sin poseerlo.